Camino a Chulucanas visitamos un proyecto de reforestación para la capturación de carbono. Era un día extrañamente nublado, como si en cualquier momento empezaría a llover. Almorzamos en un restaurante de carretera en el desvío al pueblo (plato típico: cecina) y yo me encargué de darle los restos a una perrita famélica. Luego visitamos un ceramista, uno de los menos huachafos, que tenía su taller un tanto apartado del centro. Su taller era una comidilla para la fotógrafa.
1 comentario:
hola, interesante las fotos
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