domingo, abril 22, 2007

Los árboles mueren de pie





























Cada árbol es un milagro, más aún en un desierto. O eso al menos es lo que uno en su sano juicio cree. En Ica, sin embargo, como en muchas otras ciudades y pueblos y comarcas de la desértica costa peruana, pareciera que los árboles fueran los enemigos mortales del hombre. Pues, aparte del negocio con el carbón, como en el caso específico del huarango (prosopis pallida), existe un tan absurdo, incomprensible y demente como tradicional maltrato a las especies arbóreas, a estos seres con los que compartimos nuestra existencia. Dos veces al año los municipios envían a sus tropas de carniceros, los llamados empleados del sector Jardines y Parques, con sus característicos uniformes verdes, los cuales, armados de machetes, hachas y motosierras ejecutan lo que denominan “poda de árboles” y que, en verdad, es una cruel y feroz masacre (su crueldad y ferocidad me deja cada vez perpleja), mutilando, mochando, cortando cuanto rama encuentren a su paso, dejando tristes troncos con un par de muñones purulentos. Privan al árbol de lo que lo hace ser árbol: su copa. No dejan una sola ramita donde pueda posarse (ya ni hablemos de anidar) un pájaro o que proyecte algo de sombra. (Gracias al benéfico clima con temperaturas que raras veces descienden bajo los 14 ºC, los árboles suelen rebrotar milagrosamente, aunque cada vez más débiles y retorcidos.)




He tratado de entender esta demencia, esta enajenación...de averiguar de dónde viene esta obsesión de cortar, mochar y ahogar con semejante vehemencia. Creo entender de que viene de una idea equivocada de civilización según la cual la civilización es lo que aplasta, controla, reprime todo lo que crece y se comporta de forma natural. Es la imposición del hombre como "coronación de todo lo creado" (por lo que todas las demás criaturas han de sometérsele). Estoy segura de que la Iglesia Católica, tan arcaica y obsoleta con sus apaleamientos y amenazas, tiene muchísima, cuando no toda la responsabilidad en esto.

Pero volvamos al huarango, este árbol único de la costa sur del Perú, también conocido como algarrobo en el norte (aunque algunos botánicos sostienen que es otra especie). El huarango es hábitat para una única e increíble biodiversidad. Está diseñado para vivir mil, tal vez dos mil años, atrapar con sus ramas y hojas la neblina y devolver el agua al suelo, creando así un extraordinario microclima, conjuntamente con la “poña”, la fértil capa formada por sus menudas hojitas caídas. Y, last but not least, proveer, además de leña y forraje, un dulcísimo y altamente nutritivo fruto en forma de vaina que adquiere un color dorado en su madurez. En una época remota las hiper áridas pampas entre Pisco y Nasca estaban cubiertas de bosques de huarango. Hay evidencias de que ya algunas culturas precolombinas terminaron por deforestar valles enteros. En la época de la Colonia la cultura vitivinícola y, en especial, la destilería del Pisco (un aguardiente que hoy en día ha sido elevado por la histeria colectiva a EL trago del Perú con el lema "Orgulloso de ser Peruano como el Pisco") –hizo su tanto, y lo sigue haciendo con creces, promoviendo la tala indiscriminada. En el siglo XIX, con la construcción del ferrocarril, se arrasó con los huarangales de la Pampa de Pisco. Estos son sólo los hechos más notorios. Las cifras de la historia más reciente son elocuentes: hace 30 años hubo todavía 50 mil hectáreas de bosque, hoy quedan menos de mil. Y es que hoy se añade a la tala para producción de carbón y la expansión ilimitada de la agroindustria el tan mentado cambio climático con elevación de la temperatura y de la humedad, propagando una serie de plagas nunca antes vistas. Los huarangos mueren más rápido de que los pueden talar. Este es especialmente el caso en la región de Nasca. Uno diría que un bosque de árboles muertos es algo muy triste. Sin embargo, estos árboles muertos siguen siendo de una singular belleza. Aún muertos siguen dando sombra, sosteniendo el suelo y proveyendo vida a un sinfín de animales (como el pájaro carpintero, por ejemplo). Lo he podido comprobar en las últimas tres semanas (como en varias otras ocasiones) en las que estuve filmando para un proyecto de conservación, reforestación y restauración de hábitat en la región de Ica. El grito de emergencia parece que al fin se ha hecho escuchar. El Gobierno Regional de Ica ha decidido ahora de poner mano dura y ha emitido una ordenza de prohibición total de tala de huarango (palabras de políticos, no se olviden). Yo estoy tentada de decirles que incluyan a los huarangos muertos de pie.

4 comentarios:

voyager dijo...

Te felicito por este excelente post, quisiera saber si tienes mas informacion que puedas compartir de este y otros arboles que crecen en el Peru. Tengo un sueño: Regresar al Peru y comenzar un hacentamiento aplicando los principios de permacultura.

Muchas Gracias

Yuri

claudia lüthi dijo...

Hey Yuri, gracias por tu comentario. Tengo mucha información sobre los árboles nativos de la costa y el manejo sostenible de bosques. Puedes contactarme en esta dirección : cluethi@yahoo.com

Denegri dijo...

Hola, yo tengo un terreno en Mollendo. ¿es posible que estos bellos árboles prosperen en mi zona? Estoy dispuesto a sembrarlos y disfrutar la alegría de verlos crecer y legarlos a mis hijos. Por favor respondeme a pepedenegri@gmail.com

HUACHOS.COM dijo...

Hay un articulo de Claudia en www.huachos.com, sobre el huarango