Camino a Chulucanas visitamos un proyecto de reforestación para la capturación de carbono. Era un día extrañamente nublado, como si en cualquier momento empezaría a llover. Almorzamos en un restaurante de carretera en el desvío al pueblo (plato típico: cecina) y yo me encargué de darle los restos a una perrita famélica. Luego visitamos un ceramista, uno de los menos huachafos, que tenía su taller un tanto apartado del centro. Su taller era una comidilla para la fotógrafa.
Fruto del sapote
Si no me equivoco, este es un halcón peregrino
martes, junio 19, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
1 comentario:
hola, interesante las fotos
Publicar un comentario